Lo que comenzó con su triunfo -con una ventaja 'grosera', casi que insultante para sus rivles- y el reclamo deportivo de los supuestamente afectados por considerar que habían sido timados por un presunto dopaje con testosterona, alcanzó ribetes de conflicto político y de honor nacional sudafricano: se llegó al plano de amenazar con denunciar internacionalmente a la Federación Internacional de Atletismo (Iaaf) por violaciones a los derechos humanos de la deportista.
¿En qué va el caso?
La última noticia al respecto circuló el mes pasado, cuando el ministerio de Deportes de Sudáfrica, en un comunciado, afirmó que llegó a un acuerdo con la IAAF, en que habrían participado los abogados de la campeona. Según el texto, Semenya (quien siempre ha sostenido su condición femenina) conservaría su medalla de oro.
"Como Caster es inocente de cualquier delito podrá conservar su título de campeona del mundo en 800 metros. También acordamos con la IAAF que los análisis científicos realizados legalmente serán tratados con la confidencialidad de la relación de paciente y médico y en consecuencia no habrá ningún anuncio público sobre las conclusiones del equipo de científicos", dijo el ministerio. Muchos creyeron que era una absolución.
Sin embargo, de inmediato, Nick Davies, portavoz del Consejo Directivo de la IAAF, le quitó piso a la versión. "No podemos confirmar lo que fue anunciado por los sudafricanos. De momento, Semenya está habilitada para competir. Si podrá seguir haciéndolo es lo que tratamos de resolver", aseguró.
El caso le costó el cargo al presidente de la Asociación Sudafricana de Atletismo, Leonard Chuene, que fue suspendido por la Confederación Deportiva y el Comité Olímpico de Sudáfrica, por su actuación. Chuene, tras haberlo negado públicamente, confesó que tenía conocimiento de las pruebas de sexo realizadas a Semenya y se le acusó de manipular políticamente el caso y de no respetar los derechos de la atleta.
Semenya, de 18 años, fue sometida por la IAAF a una prueba de verificación de sexo en colaboración con la Federación Sudafricana a raíz de que en los campeonatos africanos júnior, a finales de julio, días antes del Mundial de Berlín, rebajara de golpe su marca en ¡siete segundos!: 1m 56s 72c (el mejor registro del año).
La IAAF tiene los resultados de los análisis efectuados por un endocrinólogo, un ginecólogo, un psicólogo y otros expertos, pero no los ha difundido. El 2009 se acaba y el caso, aún, no está cerrado...
Las dos hipótesis
Una de las constantes en el caso de la atleta Caster Semenya es que la mayoría de informaciones conocidas son versiones sin confirmación oficial.
Los supuestos valores de testosterona en el organismo de la deportista, publicados en su mometno por el diario australiano Daily Telegraph, arrojarían una tasa tres veces superior a la común de las mujeres.
Así surgieron dos hipótesis de la causa de este registro sin recurrir al dopaje: la primera, es hermafrodita.Tal conjetura nació de la publicación que en septiembre hizo ese diario bajo el título "Exclusiva mundial. Semeya es hermafrodita", diciendo que conocía el resultado de las pruebas realizadas por la Federación Internacional de Atletismo.
Según el periódico "se encontró que Semenya no tenía útero u ovarios, pero que tenía testículos internos, los órganos sexuales masculinos que producen testosterona".
El presidente de la República de Sudáfrica, Jacob Zuma, condenó tal versión y la calificó como "invasión de la privacidad de Semenya y una violación de sus derechos", aunque ni él ni el ministro de Deportes, Makhenkesi Stofile, negaron el informe. "Yo no sé por qué no debemos respetar la privacidad entre el médico y el paciente. ¿Por qué las pruebas se han publicado?", dijo Zuma.
La segunda presunción es que la atleta sufre hiperplasia suprarrenal congénita, la falta de una enzima en el desarrollo fetal, que anula la producción de la hormona cortisol y dispara la creación de andrógenos.