05.06.10 - 02:52 -
Lo primero que hace en sus charlas es poner unas fotos de su infancia. «Tengo una de cuando tenía tres años con un vestidito monísimo». Entonces era Patricia. Cuando nació, sus órganos genitales externos parecían femeninos. Los médicos valoraron que era niña. Se equivocaron. En la pubertad le creció la barba. Le salieron pelos en el pecho. Como a un chico, como siempre se había sentido. Ahora, con 39 años, es Gabriel, un psicólogo que se dedica a explicar de forma abierta y tranquila lo que significa la intersexualidad. El lunes ofrecerá una charla a las 19.00 horas en el Koldo Mitxelena invitado por Gehitu, la Asociación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales del País Vasco.
- ¿Qué es la intersexualidad?
- Básicamente, se define por una situación en la que resulta muy difícil saber el sexo de un bebé o de una persona mirando a sus genitales. A veces te puedes encontrar con que el bebé nace con genitales indefinidos, y por ejemplo no se sabe si lo que tiene es un clítoris muy grande o un falo pequeñito.
- ¿Cómo se actúa en estos casos?
- En la última década se ha avanzado muchísimo. Actualmente, se suele hacer un estudio profundo: se miran los genitales, se analiza el cromosoma, los perfiles hormonales, las gónadas... Y toda esa información permite más o menos hacerse una idea de cuál es el síndrome que presenta el bebé, porque sus genitales no se han terminado de formar de forma habitual, y cuál es el sexo probable. En base a esos datos se toma la decisión de si es un bebé masculino o femenino... También es verdad, y esto lo hablamos con los padres, que asignamos un sexo de forma provisional teniendo en cuenta lo que conocemos acerca de cada subtipo de intersexualidad hasta el momento, teniendo presente que puede haber excepciones y que en el futuro el bebé transformado en adulto puede decir que no se siente conforme con el sexo asignado. Esto puede pasar.
- Usted creció siendo Patricia.
- Sí. Cuando yo nací era un niño, lo que pasa es que mis genitales externos parecían femeninos, pero tenía testículos internos funcionales. Estaban dentro de mi cuerpo. Los médicos valoraron y pensaron que era una niña. Me educaron en femenino, pero siempre me sentí un niño. Y cuando llegué a la pubertad mi cuerpo se desarrolló en masculino, como el chico que era. Empecé a segregar testosterona, me creció la barba, empezó a salirme pelo por todo el cuerpo, la voz se volvió más grave... Como un varón normal y corriente. Si te llamas Patricia y se supone que eres una niña, no es muy normal. Pero si partimos de la idea de que siempre había sido un niño, mi desarrollo sexual fue absolutamente normal.
- Así que cuando hay ambigüedades, la intersexualidad se puede detectar al nacer o en la pubertad.
- Sí, porque en principio los genitales parecen de un determinado sexo, pero luego resulta que no. Hay un caso que salió en 'House', el de una chica con síndrome de insensibilidad androgénica. Son mujeres, se sienten mujeres, lo son, se desarrollan en femenino, sus genitales externos son femeninos pero cuando llega la pubertad no les baja la regla. Y cuando van al médico, se descubre que a lo mejor tienen testículos internos... Que hay una intersexualidad. Por eso hay algunos casos que se detectan al nacimiento y otros cuando se llega a la pubertad o al desarrollo sexual secundario. Mi caso fue ese.
- Usted nació en 1971...
- Sí, y con 12 años tenía mucho pelo por todo el cuerpo, siempre había sido muy masculino. Jugaba en el equipo femenino de fútbol; era la mejor delantero. Personalmente estoy convencido de que a la atleta surafricana que ganó el oro y tanto revuelo levantó -Caster Semenya- le pasa lo mismo que a mí, o tres cuartas partes. Decían que le hicieron análisis y tenía la testosterona tres veces más alta que las mujeres y los testículos internos; eso fue lo que me ocurrió a mí.
- La transformación de Patricia en Gabriel no sería sencilla...
- Biológicamente, es un proceso de años, gradual. Para mí, desde el punto de vista emocional y psicológico fue tremendo, aunque un poco contradictorio. Siempre había tenido una identidad sexual masculina, y en el momento en que empiezo a desarrollarme en masculino, veo que no me baja la regla, no me crece el pecho y me sale barba... Era el deseo de mi vida hecho realidad. Pero que a Patricia le salga pelo en el pecho en vez de tetas, te pone en el punto de mira de todo el mundo. A nivel social fue tremendo: lo había pasado muy mal por ser una niña machorra, y aquello me suponía una cantidad de problemas a nivel social, muchísima marginación y estigma.
- ¿Qué incidencia tiene?
- Algunos autores hablan del 1%, y las estadísticas más restrictivas del 0,018%. Eso supone una mayor incidencia que la de las personas transexuales. Pero generalmente la intersexualidad se resuelve en la intimidad de la familia y la persona no tiene la necesidad de compartirlo. Una orientación sexual homosexual no pasa desapercibida, una transexualidad tampoco, pero en la intersexualidad hay muchos casos que sí pueden pasar desapercibidos, a menos que sean tan llamativos como el mío.
- ¿Tuvo algún problema para que legalmente le reconocieran como Gabriel José?
- Fue sencillísimo. Resulta que estos casos son poco conocidos pero los médicos tienen noticia de ellos. Existía en la ley del Registro Civil un artículo que decía que en el caso de que la asignación del sexo se hubiera hecho de forma incorrecta, por un problema que en aquel momento se llamaba hermafroditismo, la persona tenía derecho a que se rectificara. De hecho, la primera vez que encontré información sobre intersexualidad fue en 'El libro de la vida sexual', de López- Ibor, que es carquísimo. Y lo explica de una manera absolutamente objetiva, clara y sin ningún tipo de carga emocional negativa. De la intersexualidad decía que era un problema meramente anatómico, que estas personas no tienen culpa de nada. En cambio el homosexual sí... En mi caso fue muy fácil porque mi situación estaba prevista en la ley y con la documentación que aportamos el juez ordenó que mi asiento en el registro fuera rectificado.
- ¿Qué necesita una persona con una intersexualidad?
- Cuando se detecta en la infancia es bastante más sencillo. La mayoría de los niños, por los testimonios que me han llegado a través de los familiares, no guarda conciencia de tener un problema. Sí se acuerdan de haber estado malitos, de haber tenido una heridita en el pene que se lo curó el médico, o algo así. Cuando el diagnóstico aparece en la pubertad, lo primero que se necesita es muchísimo apoyo emocional y, sobre todo, una información muy clara y despojada de mitos acerca de la sexualidad humana. Luego se necesita mucha intervención para no interiorizar el estigma. Pero es muy interesante ver que la mayoría de las personas que hemos nacido con una intersexualidad hacemos vidas normales y corrientes. Una experta en el tema concluye que, a pesar de todo, la mayoría consigue tener vidas normalizadas y satisfactorias.
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