Tras el caso del australiano Norrie May-Welby, el primer ciudadano que no es hombre ni mujer, diversos colectivos piden que se elimine el género del documento de identidad, como ya se hizo con la religión o con el estado civil
MARGA TOJO SANTIAGO/Enviado al Diario Digital Transexual-. Ni hombre, ni mujer, el australiano Norrie May-Welby, de 48 años, se convirtió oficialmente la semana pasada en un ciudadano sin género concreto. Nacido macho y operado para lograr un cuerpo femenino, su reasignación no lo fue realmente, pues May-Welby no comparte ninguna identificación sexual de las dos reguladas. Su caso podría ser la punta del iceberg de una realidad históricamente soterrada y ampliamente desconocida, englobada, por lo común, en el ámbito médico del hermafroditismo y tratada en función de parámetros clínico-quirúrxicos como condición de inteligibilidad cultural universal.
La neutralidad de May-Welby se convirtió en hito histórico para la causa y en "esperanza" para las personas que se encuentran en esa situación, un número indeterminado, ya que se carece de estadísticas, aunque en el estricto campo de los denominados hermaforditas, la bióloga molecular Anne Fausto-Sterling, de la Universidad de Brown (Rhode Island), calcula que lo son el 1"7% de la población. Así, diversos colectivos y activistas reclaman que el Estado español adopte a medida que reconocería "un derecho básico" de los ciudadanos intersexuales, una demanda que exige la concreción de porcentajes. El Colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, Colega, realizó ya la petición expresa en dos vías: la primera, a Bruselas, través del ILGA (The International Lesbian and Gay Association); La segunda, al Gobierno central, en el que requieren la implicación del Instituto Nacional de Estadística (INE) en colaboración con el Ministerio de Sanidad, "ya que las asociaciones carecen de los mecanismos y de las capacidades para llevarlo a cabo y estas instituciones son las competentes en la materia", detalla el presidente de Colega Galicia y secretario general de la plataforma estatal, Rafael Moral, quien, asegura, "nuestra agrupación por el momento no tiene conocimiento de ningún caso en la comunidad"
Lo que piden no es la creación de un tercero sexo, sino que se suprima su mención, que no figure en el DNI, como ya no lo hacen la religión o el estado civil. Se lo explica a Galicia Hoxe la presidenta de la Asociación de Identidad de Género de Andalucía, Kim Pérez, foto derecha, que fue también la primera transexual del Estado en presentarse como candidata a una concejalía en unas elecciones municipales, en este caso a Granada y por Izquierda Unida. El carné de identidad es, para el colectivo transexual, parte importante de su batalla, ganada en España en marzo del 2007 cuando el congreso arpobó la ley que le permitía cambiar el nombre y el sexo sin pasar por quirófano. Y así lo será también en la lucha por los derechos de las personas intersexuales: "Hoy no tiene sentido la casilla de hombre y de mujer en el documento, porque ambos comparten los mismos derechos, jurídicamente son iguales", indica.
Australia, cuatro años de reconocida androginia
En el ámbito internacional, la excepción, ya desde hace casi cuatro años, la encontramos en Australia, cuya Oficina Nacional de Estadística reconoce desde 2006 el derecho ciudadano a ser registrado como intersexual. A ello contribuyó Chris Sommers, portavoz de la Asociación Internacional de Intersexuales, que ahora ve su victoria en Norrie May-Welby.
Pero si hay un Estado que se puede sumar a la demanda ese es el español. Para Kim Pérez España se halla en la vanguardia absoluta y considera "maravilloso" poder debatir estas cuestiones con normalidad en la sociedad de hoy, aunque la ley sea, por el momento, "limitada". "El desconocimiento público es inmenso, sin embargo es algo que existe desde los principios de la Historia -añade-. Siempre hubo nacimientos de personas intersexuales, como también es cierto que desde siempre esos individuos se tapan, se ocultan, porque la sociedad sólo ofrece dos modelos y hay la exigencia, además, de ser muy hombres o muy mujeres". Por eso valora como "pedagógico" el caso del australiano y que este se denomine "neutro, si así se entiende mejor", "como un primer paso de comprensión", de salir del armario. En el arte, novelas como Middlesex, del premio Pulitzer Jeffrey Eugenides, o películas como las argentina XXY de Lucía Puenzo o la reciente El Último Verano de la Boyita, de Julia Solomonoff, o la española Mi querida señorita de Jaime de Armiñán, han sido pequeños peldaños escalados para la divulgación del colectivo.
Pero la intersexualidad, tal como explica Pérez tiene más dimensiones que la física: "Es por todos conocidos que de vez en cuando nacen niños intersexuales, lo que se llama hermafroditismo, pero existe también la intersexualidad cerebral, no visible, que sólo detecta la persona cuando crece; niños, por ejemplo, que no sentían correspondencia con su sexo y que derivaron en la necesidad de ser mujeres, pero con el tiempo comprueban que tampoco puede identificarse con ellas. Es un recorrido muy solitario, igual que el de la transexualidad, que a veces, en el fondo, es una intersexualidad". ¿Y para las mujeres y los hombres transexuales que se sientan bien en su nuevo género reasignado? "Perfecto", responde, "lo importante es que cada uno encuentre su identidad".
QUE HACER? Consejos para padres de la Organización Internacional Intersexual
Dentro de la muy escasa información que circula sobre el tema de la intersexualidad, la Organización Internacional Intersexual ofrece en su web Intersexualite.org los materiales más relevantes, muchos de cariz personal. En concreto, destaca el apartado de consejos para los padres que tengan un hijo intersexual. "Cuando nace un bebé -escriben- lo primero que hacemos es identificar su sexo. Pero cuando no es fácil identificarlo como niño o niña, se hace lo posible para conseguir que el sexo del niño/a se corresponda con la lógica binaria, la cual nos lleva a concluir erróneamente que todo el mundo es o bien hombre o bien mujer. La intersexualidad no se refiere exclusivamente al cuerpo del niño/a, también a su propio sentido del yo y como se siente interiormente. (...) Por otra parte, la identidad sexual de un individuo es una parte fundamental de su identidad global. Centrarse exclusivamente en el cuerpo como el principal factor para determinar la identidad de una persona reduce al individuo a un número limitado de partes corporales y obvia completamente la percepción que el individuo tiene del su propio cuerpo y a la persona que vive en esa cabeza. Como padres, es importante comprender que, aunque se nos pida que elijamos el sexo del nuestro/la hijo/a, lo que decidamos puede que no sea el que él/ella decida. (...) ¿Son realmente necesarias las cirugías que supuestamente pueden cambiar el sexo de nuestros hijos y que son con frecuencia irreversibles? Preguntas y más preguntas, pero todo esto forma parte de ser padre de un niño intersexual. Es por esto que es necesario decicarle tiempo a comprender la intersexualidad antes de tomar ninguna decisión. La intersexualidad no es una enfermedad. Con todo, no debemos olvidar que pueden haber serios problemas de salud implicados como en cualquier niño y pueden ser necesarios ciertos tratamientos y operaciones".
JUDITH BUTLER Reflexiones sobre la cirugía correctiva
El término hermafrodita procede de la mitología griega, que narra como de la relación de Hermes y Afrodita nació un extraño ser que tenía cuerpo femenino y xenitales masculinos. Judith Butler, autora de Deshacer el género es una de las filósofas que más indagó en la cuestión. "Desviarse de la norma de género es producir el ejemplo aberrante que los poder regulatorios (médico, psiquiátrico y legal, por mencionar unos cuantos) pueden explotar rápidamente para apuntalar la justificación del su propio celo regulador continuado -escribe la autora-. La pregunta, con todo, se mantiene: ¿que desviaciones de la norma constituyen algo más que una excusa o justificación para la autoridad continuada de la norma? La cuestión de la "corrección" quirúrgica para niños con hermafroditismo es un buen ejemplo. Ahí el argumento es que los niños nacidos con características sexuales primarias irregulares deben ser "corregidos" para que puedan adaptarse, sentirse mejor, alcanzar la normalidad. La cirugía correctiva se realiza a veces con el apoyo de los padres y en el nombre de la normalización, y los costes físicos y psicológicos de la cirugía resultaron ser enormes para las personas que fueron sometidas, por decirlo así, al cuchillo de la norma. La idealidad de la morfología genérica está literalmente marcada en la carne".
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