Thursday, July 30, 2009

Infopsicología: ¿A quiénes pertenecen nuestros cuerpos?


2009-7-30

Por Curtis E. Hinkle.

*: el uso del asterisco esta implementado para evitar usar el genérico masculino. La @ tampoco es conveniente en estos términos, ya que implica una derogada dualidad genérica y además es difícil leer por programas utilizados por personas ciegas o ambliopes........

En línea: http://www.intersexualite.org/intersexualidad.html

Esta pregunta probablemente puede resultar absurda porque la respuesta parece obvia. Sin embargo, ésta es una pregunta fundamental que enfrentamos tod*s, especialmente l*s intersexuales.

¿Quién es intersexual?

Todos nacemos en un sistema en el cual nuestro sexo es definido simplemente al mirar el cuerpo, más específicamente los órganos genitales. Cada un* debe tener un cuerpo masculino o femenino. No hay otra posibilidad. El poder que l*s doctor*s y el sistema jurídico tienen para determinar el sexo de un individuo tiene consecuencias muy serias que afectan la vida y el futuro de tod*s l*s niñ*s, no solamente l*s que nacen intersexuad*s. Consideremos el nacimiento de niñ*s con órganos genitales y/u otras características que no son típicas para las normas del sexo femenino o masculino. Los cuerpos de tales niñ*s no pertenecen a ell*s porque tales cuerpos ponen en peligro la validez del sistema binario que estipula que sólo se puede ser varón o mujer. Tales nacimientos se convierten en emergencias sociales para los/las padres/madres y l*s doctor*s, y la emergencia social se convierte inmediatamente en una emergencia médica en la mayoría de los países occidentales en donde existe la tecnología médica para normalizarl*s. Esta decisión arbitraria concerniente a cual de los dos sexos asignar al niñ* intersexual es acompañada por muchos tratamientos que en el pasado, y hasta cierto grado hoy en día también, tienen por propósito la normalización de la identidad de género y de la orientación sexual del niñ* . Normalizamos los cuerpos quirúrgicamente y/u hormonalmente para forzar al niñ* para que encaje en este sistema heterosexista, en el cual se espera que las personas que son asignadas al sexo femenino se adapten a las normas también establecidas para este sexo, es decir, que sean femeninas, heterosexuales y que les atraigan los varones. Las mismas expectativas se aplican a l*s niñ*s a quienes se les asigna el sexo masculino, es decir, se espera que sean masculinos y que les atraigan sexualmente las mujeres.

La homofobia subyacente de los tratamientos

Los tratamientos que son, en efecto, para normalizar los cuerpos son un símbolo que revela las medidas tomadas por las autoridades para mantener la heterosexualidad obligatoria en nuestras sociedades. Los tratamientos actuales de bebes intersexuales consisten en cambios a sus cuerpos por medio de intervenciones quirúrgicas, o en otras palabras, mutilaciones, para hacer sus cuerpos aptos para la cópula heterosexual. Estas cirugías son seguidas a menudo, por terapia hormonal. Todo esto para forzar al cuerpo del niñ* al sistema binario que l*s rechaza y al cual deben adecuarse.

El problema principal que enfrentan l*s intersexuales es la división arbitraria del sexo y del género en dos categorías y sólo dos.

No hay solamente dos categorías preexistentes del sexo. Aceptamos a menudo, que el género es una construcción social en que diversos papeles sociales están asociados con lo que es un varón o una mujer en nuestras diversas culturas. Sin embargo, el estudio de hermafroditas o intersexuales confirma que el sexo en sí mismo es también una construcción social por el hecho de que está construido arbitrariamente como una dicotomía, lo cual no es natural sino sociocultural.

Año tras año l*s científic*s y otr*s investigador*s están descubriendo otros aspectos y partes del cuerpo que son "sexuados" - los genes, el cerebro, incluso la longitud del dedo anular-. El problema es que cada vez que una nueva parte del cuerpo se considera como un marcador del sexo, es clasificado invariablemente como de varón o de mujer, a pesar de la evidencia de muchos estados intermedios junto con una combinación extensa de todos estos diversos marcadores del sexo entre sí mismos, lo cual hace que el sexo sea un continuo, no una dicotomía.

Cuanto más aprendamos sobre los diversos factores que determinan el sexo de un/* individu* y las posibilidades de todas las combinaciones de todos los factores dentro del/la mism*, más advertiremos cuan absurdo es suponer que cada persona es un varón o una mujer estándar.

Derechos Humanos

Cada persona es afectada por este sistema binario que requiere conformidad a las normas establecidas para los dos sexos oficiales, y no sólo aquellas que han nacido con lo que los médicos llaman cuerpos intersexuales. ¿Por qué el cuerpo de un/a niñ* intersexual se considera como enfermo y necesita tratamientos? ¿Por qué l*s médic*s tienen el derecho de realizar cambios permanentes a los cuerpos de l*s bebés intersexuales sin su consentimiento? ¿Y por qué l*s madres/padres que no están a menudo bien informados de las consecuencias de muchas de estas cirugías y otros tratamientos tienen el derecho de tomar tales decisiones por el/la niñ*? ¿Quién debe tener el derecho de decidir el sexo del/la niñ*, l*s doctor*s?, los familiares o el/la niñ*? ¿Es el bienestar de los padres/madres o es el del niñ* al que se le debería dar preeminencia?

Necesitamos más opciones para movernos más allá de este sistema binario que se nos impone legal y médicamente a tod*s nosotr*s.

Es esencial que las personas más afectadas, es decir l*s niñ*s, sean ell*s mism*s quienes tomen esta decisión sobre los tratamientos de normalización para sus cuerpos. Las cirugías de normalización actuales y otros tratamientos hormonales se asemejan a la mutilación genital que ocurre en otros países por razones tradicionales. En ambos casos, aquí como en otros países, se trata de creencias sobre lo que consideramos como "normal o deseable" para el sexo y el género. Creencias, no hechos del mundo natural.

¿Debemos aceptar definiciones rígidas, biológicas y esencialistas de la intersexualidad?

Si aceptamos una definición fija, biológica de la intersexualidad, estamos creando solamente otra definición esencialista y reduccionista que será determinada y controlada por l*s profesionales médic*s que son ya parte integral del sistema heterosexista que predomina en nuestras sociedades. Sin insistir en una tercera categoría fija, ser intersexual debe ser una opción, otra posibilidad para cualquier persona. No tenemos ninguna definición clara y esencialista de lo que es una mujer o de lo que es un varón y por lo tanto, no debemos esperar tener una definición esencialista clara y fija de lo que es una persona intersexual.

Mucha gente en la comunidad intersexual insiste en tener el derecho de ser varones o mujeres sin definiciones esencialistas basadas en los órganos genitales y otros marcadores del sexo, porque tienen una identidad femenina o masculina. Si queremos que l*s intersexuales tengan el derecho de determinar su propio sexo como intersexual, mujer o varón, es necesario también aceptar el derecho de otras personas de identificarse como intersexuales o intergéneros.

Lo que desean l*s hermafroditas es que cada quien tenga el derecho de definirse sin categorías que sean impuestas médica o legalmente porque no ven ninguna manera de determinar con límites claros y fijos el sexo de una persona.

La mayoría de las personas intersexuales se oponen a todos los esfuerzos de clasificar la intersexualidad como condición patológica. Ser intersexual no es una enfermedad, no más que ser de sexo masculino o femenino. Definir la intersexualidad como patología médica es una trampa muy peligrosa para la comunidad intersexual porque refuerza la necesidad de tratarl*s y de "curarl*s". Ser intersexual o intergénero debe ser una posibilidad existencial entre otras, para deconstruir el sistema binario heterosexista que nos oprime a tod*s.

El cuerpo es la base para la estructura binaria del sexo que incluye el género y la orientación sexual que son inseparables del cuerpo.

Dentro del sistema binario que es la base fundamental para el patriarcado heterosexista, no se permite ninguna ambigüedad, porque de otra manera el sistema sexista opresivo sería desestabilizado. El cuerpo en tal sistema se convierte en un objeto de control usado para determinar a quién se concede el privilegio de la "normalidad", es decir para determinar qué vidas se adecuan a las expectativas de la normas. Utilizo la palabra "normal" para referirme solamente a lo que se adecua a las normas impuestas por un sistema tan sexista. Por ejemplo, se concede privilegios, dentro de este sistema, solamente a las personas de sexo femenino que se conforman según los estereotipos femeninos para el género y que también son heterosexuales, y de igual manera para los varones. Tod*s l*s otr*s, l*s que tienen cuerpos que no se adecuan a las normas, l*s que tienen identidades de género que no coinciden con las normas asociadas a su cuerpo o que no actúan de acuerdo con los papeles previstos a su género, o l*s que no sienten atracción sexual hacia el sexo opuesto, tod*s, intersexuales, transexuales, trangéneros, intergéneros, bisexuales, homosexuales, están privad*s del privilegio de la "normalidad" en este sistema binario heterosexista.

El tema central es el cuerpo y la imposición de normas, sin el consentimiento de cada persona, por parte de los gobiernos en colaboración con el sistema médico.

El sistema médico es la institución que asegura el privilegio de la "normalidad" a las personas que se conforman según el sistema binario heterosexista imperante. Es esencial y lamentable que el cuerpo del individuo sea realmente una propiedad del estado para preservar este sistema. Lo que l*s hermafroditas tienen en común con la comunidad LGBTTTI es que somos tod*s privad*s del privilegio de la normalidad dentro de un sistema que no reconoce las variaciones sexuales y que clasifica a todas las personas como mujer o varón con normas de género y de orientación asociadas para ambos sexos. Es un sistema que mutila no solamente los cuerpos sino también las almas e identidades de muchas personas. Sin la normalización de cuerpos, el sistema se derrumbaría. Por lo tanto, para preservar este sistema, es necesario que cada uno sea clasificado como varón o mujer, incluso l*s intersexuales, y por eso son diagnosticad*s como padeciendo enfermedades que se deben tratar sin su consentimiento en muchos casos, para que el sistema binario heterosexista no se vea comprometido.

Lo importante es que somos "seres humanos", "personas" individuales sobre todo, y como tales, deseamos todos los derechos humanos que tienen l*s otr*s seres humanos y debemos ser aceptad*s como parte integral del mundo natural que incluye una gran riqueza en la diversidad.

La Organización Internacional Intersexual

http://www.intersexualite.org/

Recopilación y traducción:

Lic.Jorge Horacio Raíces Montero

Psicólogo Clínico

infopsicologia@ciudad.com.ar

Coordinador Departamento Académico de Docencia e Investigación

CHA

www.cha.org.ar

informacion@cha.org.ar

Miembro Consultor castellanoparlante de OII


México: Crean web universitaria sobre disidencia sexual


30 DE JULIO DE 2009

El sitio de internet, auspiciado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, tiene disponibles diversos documentos en materia LGBT. La consulta de los textos está disponible en formato descargable para quienes los requieran.

Notigay

Ciudad de México.- Con el fin de contribuir a despertar una mayor conciencia colectiva acerca de las realidades sociales de las poblaciones disidentes en el ámbito sexual, afectivo y de identidad de género, el Programa Universitario de Estudios en Disidencia Sexual, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), creó un nuevo sitio web que contiene información generada por especialistas en esas áreas.

La página web, www.disisex.org, incluye decenas de ponencias presentadas por activistas y personas especialistas dedicadas a la investigación en los temas relacionados con la disidencia sexual en México y otros países, constituidas por estudios sobre diversos aspectos de la experiencia vivencial individual y colectiva de las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis e intersexuales en múltiples contextos sociales.

Decenas de textos, que pueden leerse en la sección titulada “Documentos”, están disponibles en archivos con formato pdf, para su consulta y estudio.

“Su contenido es académico, sin fines de lucro y con el único fin de divulgar trabajos cuyo contenido es propiedad intelectual de sus autores y autoras”, se lee en la página, del programa coordinado por el doctor Héctor Salinas, académico de la UACM.

Activistas en el área de la disidencia sexual en México han coincidido en que esta nueva página web constituye un recurso de gran valor y utilidad para quienes deseen saber más acerca de estos temas, tales como psicólogos, sociólogos, funcionarios públicos, legisladores, periodistas, estudiantes, profesores y personas en general que tengan interés en las realidades sociales de las poblaciones integradas por quienes viven una orientación sexual-afectiva o identidad de género disidente.

Monday, July 20, 2009

El sexo gris: Intersexualidad para comprendernos mejor

Escrito por Carlos Dan

Festivales del Orgullo gay, músicos andróginos, pingüinos homosexuales… El mundo de hoy y del día a día cuenta con la institución de la homosexualidad ya bien aceptada y totalmente comprendida (o al menos parcialmente) dentro de la mayoría de las sociedades. ¿Qué ocurre? ¿El ha cambiado de forma?

Intersexualidad es el concepto manejado por el psicólogo y filósofo Gerald Callahan en su libro Intersexuality and the myth of two sexes (Intersexualidad y el mito de los dos sexos), donde plantea una interesantísima hipótesis respecto a nuestra naturaleza biológica y a la forma de vernos a nosotros mismos.

La ciencia, con su eterno afán de clasificar y pintar de blaco ó negro a todas las cosas para imponer orden en el mundo, ha implantado más fuertemente que nunca una visión de los dos sexos como entidades separadas, una en un compartimento que no tiene punto de contraste con el otro, sea tanto en el como en el ámbito puro de la biología humana.

La visión estereotípica de los dos sexos, “Yo Tarzán, tu Jane”, limita nuestro entendimiento sobre nuestra propia biología y psicología. Callahan, deduzco yo, maneja el (inclusive en su porción biológica) en tanto género, como una construcción que se instala día a día sobre el suelo de la costumbre, y que en el fondo no tiene lógica.

Con intersexualidad Callahan pretende entender de otra manera al , siendo éste un terreno en el que las divisiones no importan, sino que lo único importante en él es el hecho de ser humanos en sentido amplio.

Los puntos de vista de este tipo son fascinantes, y abren camino a repensarnos de manera intensa. ¿Dónde están las barreras que se levantan entre lo masculino y lo femenino? ¿Son reales? ¿El pene es masculino y la vagina es femenina? ¿Hasta dónde va nuestra psicología humana en este sentido? En definitiva no somos ni hombres ni mujeres: somos personas.

Fuente: Haz clic aquí

Un servicio de la Organización Internacional Intersexual

Sunday, July 19, 2009

"Dedico mi vida a dinamitar el binomio hombre/mujer"


Entrevista con Beatriz Preciado, filósofa transgénero y pansexual

Escrito por Victor M-Amela

LUNES, 14 DE ABRIL DE 2008

Tengo 37 años. Nací en Burgos y vivo entre París y Barcelona. Soy filósofa y enseño Teoría del Género en la Universidad de París VIII. Vivimos juntos mi novia, una perra bulldog, un gato y yo. No quiero reproducirme. No creo en la nación ni en Dios. Mi perra se llama Pepa″

Así empieza la interesante entrevista concedida por Beatriz Preciado al diario La Vanguardia el pasado 1 de Abril y que hemos decidido reproducir aquí para todos nuestros lectores, especialmente a raíz de la polémica reaccionaria y trasnochada desatada por dicha entrevista en los foros de varios periódicos. En esta página encontrarás también toda una serie de artículos que evocan la trayectoria, la labor y el pensamiento de esta destacada pensadora y activista del movimiento queer.

"Dedico mi vida a dinamitar el binomio hombre/mujer"

VÍCTOR-M. AMELA - 01/04/2008

Artículo completo: Haz clic aquí

Un servicio de la Organización Internacional Intersexual

Saturday, July 18, 2009

USOS, DIFICULTADES Y POSIBILIDADES DE LA CATEGORÍA GÉNERO (II parte)

Hemos vislumbrado que el género, como simbolización de la diferencia sexual, se construye culturalmente diferenciado en un conjunto de prácticas, ideas y discursos entre los que se encuentran los de la religión. También hemos visto, aunque sea someramente, cómo los procesos de significación tejidos en el entramado de la simbolización cultural producen efectos en el imaginario de las personas.


La antropología ha investigado más cómo se instituyen las pautas culturales a partir de la simbolización que cómo opera el propio proceso de simbolización. La humanización del primate en homo sapiens es resultado de su progresiva emergencia del orden biológico hacia el orden simbólico. Su socialización y su individuación están ligadas a la constitución de la simbolización. El núcleo inicial y fundador del aparato psíquico, esa parte del individuo que no está determinada por la historia, es la raíz misma de la cultura, es decir, el punto de emergencia del pensamiento simbólico que se integra en el lenguaje. Con una estructura psíquica universal y mediante el lenguaje los seres humanos simbolizamos y hacemos cultura.


Para Claude Levi-Strauss, la sorprendente variedad de los fenómenos culturales puede ser comprendida a partir de códigos e intercambios.(6) Las unidades del discurso cultural son creadas por el principio de oposición binaria, y unos cuantos principios subyacen en las reglas de acuerdo con las cuales se combinan esas unidades para dar lugar a los productos culturales existentes: mitos, reglas de matrimonio, arreglos totémicos, etcétera. Es decir, para este antropólogo, las culturas son básicamente sistemas de clasificación, y las producciones institucionales e intelectuales se construyen sobre estos sistemas clasificatorios.


El análisis estructural consiste en distinguir los conjuntos básicos de oposiciones que subyacen en un fenómeno cultural complejo y en mostrar las formas como ese fenómeno es, al mismo tiempo, una expresión de esas oposiciones y una reelaboración de ellas. El conocimiento de los conjuntos importantes de oposiciones en una cultura revela los ejes del pensamiento y los límites de lo pensable en una cultura dada.


La cultura es un resultado, pero también es una mediación: es el conjunto de mecanismos de defensa del yo ante la entrada violenta al mundo por el nacimiento y a la paulatina estructuración psíquica, con la adquisición del lenguaje.


Según Freud, nos constituimos en «seres de cultura» cuando esta ejerce una represión y nos obliga a renunciar a la felicidad absoluta y a la reconciliación total, a la completud. Los seres humanos jamás nos reponemos de sabernos incompletos, castrados, ni tampoco de las heridas narcisistas que nos infligen las renuncias impuestas por la cultura. No aceptamos la realidad —que somos seres escindidos y que nos vamos a morir— y deseamos lo imposible —la completud y la inmortalidad—. Laplantine señala que la existencia humana solo es soportable a través de esa «pantalla deformadora» de la realidad que es la cultura. (7)


El lenguaje es un medio fundamental para estructurarnos culturalmente y para volvernos seres sociales. Pero el lenguaje no es solo un instrumento que utilizamos a voluntad, también lo introyectamos inconscientemente. Desde la perspectiva psicoanalítica de Lacan, el acceso del sujeto al uso de una estructura de lenguaje que lo precede coincide con la organización y establecimiento de su inconsciente. De ahí que para Lacan el inconsciente y el lenguaje están inextricablemente ligados: «El inconsciente está estructurado como un lenguaje»; «el inconsciente es el discurso del Otro»; «el lenguaje es el requisito del inconsciente». Por un proceso de simbolización, que utiliza la metáfora y la metonimia, muchos de nuestros deseos quedan en el inconsciente y solo mediante el trabajo psicoanalítico podemos reconstruir los caminos metafóricos y metonímicos que adoptaron cuando perdimos su sentido.


Cualquier comprensión del inconsciente requiere la comprensión del lenguaje y de su ciencia particular, la lingüística, de la cual Lacan seleccionó y adaptó ciertos aspectos a sus fines.


Desde la lingüística moderna (en este caso particular, desde Saussure) se puede ver que el lenguaje posee una estructura que está fuera de control y de la conciencia de los hablantes individuales, quienes, sin embargo, hacen uso de esta estructura que está presente en cada una de sus mentes. Unas unidades de sentido, los signos,(8) dividen y clasifican al mundo, y lo hacen comprensible.


Para Saussure, cada lengua «mapea» conceptualmente, divide o clasifica el mundo de maneras diferentes a partir de las relaciones específicas de los significados y significantes de sus signos: cada lengua articula y organiza el mundo en diferente forma. Por lo tanto, tampoco hay una relación natural entre los signos y el mundo. Se supone que las primeras lenguas se caracterizaron por un principio económico: el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo, y que tuvieron una estructura similar a la de las computadoras, o sea, un lenguaje binario donde se produce información a partir de la afirmación y/o negación de elementos mínimos, de la contraposición de opuestos. Pero los lenguajes, incluso los más «primitivos», no se limitan a nombrar lo útil o inmediato: son un vehículo para nombrar lo subjetivo, lo mágico o lo misterioso. Esto se consigue a partir de la simbolización y con lametaforización. Al nombrar se abre una brecha entre el nombre y aquello que es nombrado: el nombre no es la cosa. Con la poesía (y con el arte en general) se intenta cerrar esa brecha y suscitar una aproximación a esa experiencia indescriptible.


Los seres humanos simbolizamos un material básico, que es idéntico en todas las sociedades: la diferencia corporal, específicamente el sexo. Aunque aparentemente la biología muestra que los seres humanos vienen en dos sexos, son más las combinaciones que resultan de las cinco áreas fisiológicas de las cuales depende lo que, en términos generales y muy simples, se ha dado en llamar el «sexo biológico» de una persona: genes, hormonas, gónadas, órganos reproductivos internos y órganos reproductivos externos (genitales).


Estas áreas controlan cinco tipos de procesos biológicos en un continuum —y no en una dicotomía de unidades discretas—, cuyos extremos son lo masculino y lo femenino. Por eso las investigaciones más recientes en el tema señalan que, para entender la realidad biológica de la sexualidad, es necesario introducir la noción de intersexos.(9) Como dentro delcontinuum podemos encontrar una sorprendente variedad de posibilidades combinatorias de caracteres, cuyo punto medio es el hermafroditismo,(10) los intersexos serían, precisamente, aquellos conjuntos de características fisiológicas en que se combina lo femenino con lo masculino. Una clasificación rápida, y aún insuficiente, de estas combinaciones nos obliga a reconocer, por lo menos, cinco «sexos» biológicos:


· Varones (es decir, personas que tienen dos testículos).

· Mujeres (personas que tienen dos ovarios).

· Hermafroditas o herms (personas que tienen, al mismo tiempo, un testículo y un ovario).

· Hermafroditas masculinos o merms (personas que tienen testículos, pero que presentan otros caracteres sexuales femeninos).

· Hermafroditas femeninos o ferms (personas con ovarios, pero con caracteres sexuales masculinos).


Esta clasificación funciona solo si se toman en cuenta los órganos sexuales internos y los caracteres sexuales «secundarios» como una unidad. Pero si nos ponemos a imaginar la multitud de posibilidades a que pueden dar lugar las combinaciones de las cinco áreas fisiológicas ya señaladas, veremos que la dicotomía hombre/mujer es, más que una realidad biológica, una realidad simbólica o cultural. Esta dicotomía se refuerza por el hecho de que casi todas las sociedades hablan y piensan binariamente, y así elaboran sus representaciones.


Las representaciones sociales son construcciones simbólicas que dan atribuciones a la conducta objetiva y subjetiva de las personas. El ámbito social es, más que un territorio, un espacio simbólico definido por la imaginación, y determinante en la construcción de la autoimagen de cada persona: la conciencia está habitada por el discurso social. Aunque la multitud de representaciones culturales de los hechos biológicos es muy grande y tiene diferentes grados de complejidad, la diferencia sexual tiene cierta persistencia fundante: trata de la fuente de nuestra imagen del mundo, en contraposición con un otro. El cuerpo es la primera evidencia incontrolable de la diferencia humana.


DIFERENCIA SEXUAL: FUNDAMENTO Y ENTRAMADO DE LA SUBORDINACIÓN FEMENINA


Lo que define al género es la acción simbólica colectiva. Mediante el proceso de constitución del orden simbólico en una sociedad se fabrican las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres. Una investigación especialmente fecunda y esclarecedora es la del antropólogo francés Maurice Godelier sobre los baruya, una pequeña sociedad de Nueva Guinea. (11)


La situación anómala de esta sociedad, que hasta 1951 desconocía la existencia de los hombres blancos occidentales, permitió un estudio privilegiado. En 1960, cuando el gobierno australiano decidió gobernarlos y emprendió un proceso de «pacificación», los baruya estaban organizados como una tribu acéfala compuesta de 15 clanes y carecían de clases sociales y Estado. Godelier inició su investigación en 1967, y la visión de conjunto que da de las relaciones entre los hombres y las mujeres, tal y como debieron ser antes de la llegada de los blancos, es que en esa sociedad los hombres disfrutaban de [...] toda una serie de monopolios o de funciones clave que les aseguraban permanentemente, de modo colectivo e individual, una superioridad práctica y teórica sobre las mujeres, superioridad material, política, cultural, ideal y simbólica.


Godelier resume la situación de las mujeres como de subordinación: separadas del principal factor de producción (la tierra) y de los principales medios de destrucción y represión (las armas); excluidas del conocimiento de los más sagrados saberes; mantenidas al margen o en un lugar secundario durante las discusiones y toma de decisiones concernientes al interés general de la tribu o a su propio destino individual; valoradas cuando no se quejan y cuando son fieles, dóciles y cooperadoras; intercambiadas entre los grupos, con el agravante de que sus hijos no les pertenecen.


Hemos visto que el proceso de entrada a la cultura es también el proceso de entrada al lenguaje y al género. En el caso de los baruya, la adquisición del género se confirma, además, con los ritos de iniciación. Para Godelier, el dispositivo central de la dominación masculina es la maquinaria de las iniciaciones. Estos ritos implican un proceso de afirmación de la identidad de género que vuelve evidentes todos los códigos y la información que, de manera inconsciente, han recibido los jóvenes a lo largo de sus vidas, y que los confirma como «hombres» o «mujeres» capaces de vivir en sociedad. A partir de su iniciación, se reafirmará la segregación sexual presente en todos los aspectos, materiales y simbólicos. La vida se divide en masculino y femenino: el trabajo (la caza, la recolección, la agricultura, la ganadería, la producción de sal, la fabricación de útiles, armas, vestidos y adornos, la construcción de casas) y el espacio, desde el exterior (caminos para hombres y para mujeres), hasta el interior (diferentes áreas dentro de las casas).


Godelier cuestiona la explicación tradicional de que la segregación sexual, y su consecuente división del trabajo, explican el predominio social de los hombres y plantea que el predominio masculino presupone esa división del trabajo. Así, Godelier se introduce de lleno en la problemática de lo simbólico. Esta separación de las mujeres de los principales medios de producción, de destrucción y gobierno se interpreta, en el pensamiento baruya, como «la consecuencia de una expropiación básica por parte de los hombres de los poderes creadores que antaño habían pertenecido a las mujeres». Para los baruya, la superioridad masculina nace del hecho «incontrovertible», ubicado en el terreno de lo simbólico, de que en épocas remotas sus antepasados varones habían expropiado a las mujeres de sus poderes.


Por ello habían acumulado dos poderes: el que poseen los hombres como tales (simbolizado en el poder fecundante y nutricio de su esperma) y el de las mujeres, poseedoras de poderes femeninos que emanan de una creatividad originaria superior a la de ellos.


En esta interpretación simbólica, Godelier constata el papel relevante desempeñado por la diferencia de sexo. Esta aparece como «una especie de fundamento cósmico de la subordinación, incluso, de la opresión de las mujeres». El entramado de la simbolización se hace a partir de lo anatómico y de lo reproductivo, y Godelier señala que para los baruyatodos los aspectos (económicos, sociales y políticos) de la dominación masculina se explican por el diferente lugar que ocupa cada sexo en el proceso de reproducción sexual. Resulta interesante comprobar la actualidad de esa creencia. ¡Esa es también la idea rectora del pensamiento judeocristiano occidental, y compartida hasta la fecha por la mayoría de las sociedades (orientales, musulmanas)!


Ambos sexos comparten esas creencias, y en eso radica su eficacia. Todos los gestos, ritos y prácticas simbólicas que los baruya producen para mostrar y demostrar la primacía de los hombres en el proceso de reproducción de la vida se nutren del imaginario, pero tienen un vigor social avasallador. La participación, convencida, de las mujeres constituye la fuerza principal, silenciosa e invisible de la dominación masculina. (12)


Los baruya piensan que los hombres han sabido apropiarse de los poderes de las mujeres, añadiéndolos a los suyos propios. Obviamente estos poderes solo existen en el discurso y en las prácticas simbólicas que confirman su existencia. La preocupación por la diferencia sexual y el interés por la reproducción marcan la forma como la sociedad contempla a los sexos y los ordena en correspondencia con sus supuestos papeles «naturales». Reconocer la diferencia de papeles implica una jerarquización. En el caso de los baruya hay un verdadero salto mortal simbólico: se disminuye la importancia del papel de la mujer en la reproducción, cuando justamente es del cuerpo de la mujer de donde salen los hijos, y es con su leche como sobreviven los primeros meses. Contra los datos de la realidad, prevalece la fuerza de la simbolización.


En su estudio sobre los baruya, Godelier sigue de cerca la operación mediante la cual la diferencia sexual se simboliza y, al ser asumida por el sujeto, produce un imaginario con una eficacia política contundente: las concepciones sociales y culturales sobre la masculinidad y feminidad. El sujeto social es producido por las representaciones simbólicas. Los hombres y las mujeres (baruyas, occidentales, orientales) no son reflejo de una realidad «natural», sino el resultado de una producción histórica y cultural. (13)


Si, como Delgado proponía, «un acontecimiento es una relación entre algo que pasa y una pauta de significación que subyace», para comprender más cabalmente las pautas de significación cultural es necesaria una perspectiva que utilice tanto la antropología como la teoría psicoanalítica.


En cada cultura la oposición hombre/mujer pertenece a una trama de significaciones determinadas, que puede expresarse en alguno de los tres registros de la experiencia humana propuestos por Lacan: simbólico, imaginario y real. En su investigación, Godelier reconstruye los mecanismos, la lógica interna de las prácticas sociales y de las ideas que articulan esta configuración de relaciones, y aclara cómo el proceso de simbolización de la diferencia sexual se ha traducido en la desigualdad de poder. Por eso Godelier declara que su investigación «trata acerca del poder, y ante todo, acerca del poder que un sexo ejerce sobre el otro». La lógica oculta que la antropología que investiga el género intenta reconstruir, desentrañando la red de interrelaciones e interacciones sociales que se construyen a partir de la división simbólica de los sexos, es la lógica del género. Esta lógica parte de una oposición binaria: lo propio del hombre y lo propio de la mujer. Esta distinción, recreada en el orden representacional, contribuye ideológicamente a establecer lo esencial de la feminidad y de la masculinidad.


(Tomado de La Ventana)


Notas


6. Castaingts, Juan. «En homenaje a Levi-Strauss», en Palabras Devueltas, Jesús Jaúregui e Yves Marie Gourio (ed.). Colección Científica, INAH/IFAL/CEMCA, México, 1986.


7. Laplantine, Francois. «Introducción a la Etnopsiquiatría», Gedisa, Barcelona, 1979.


8. El signo es la unidad fundamental, y es una entidad doble que se une al significante (imagen acústica) y al significado (concepto), cuya relación interna es arbitraria; es decir: no existe ninguna razón «natural» o «lógica» para que cierta imagen acústica (o significante) esté unida a cierto concepto (o significado); se trata de una convención social.


9. Fausto Sterling, Anne. «The Five Sexes. Why Male and female are Not Enough», en The Sciences, marzo-abril de 1993. Autora de Myths of Gender: Biological Theories about Women and Men, Basic Books.


10. Se calcula que el cuatro por ciento de la población mundial está compuesta por hermafroditas desde el punto de vista biológico, es decir, por personas que presentan características fisiológicas de los dos sexos.


11. Godelier, Maurice. «La producción de Grandes hombres, poder y dominación masculina entre los Baruya de Nueva Guinea, Akal», Madrid, 1986.


12. Una explicación de por qué las mujeres no se revelan contra la dominación que retoma la fórmula de Gramsci de que la hegemonía consiste en dominación más consenso, está en Rosas, Ana M. «Hacia una teoría de las transacciones desiguales: aportaciones de las discusiones antropológica y sociológica al debate feminista», en Debate Feminista, núm. 2, septiembre de 1990.


13. Ya se ha puesto en evidencia el trasfondo ideológico del término «natural», que evoca nociones de inmutabilidad, de corrección, de normalidad.