Poca atención a personas con esta característica podría afectar los derechos de este grupo, según activistas.
Antecedentes
La Constitución en su Art. 11, numeral 2, establece la no discriminación por cuestiones de sexo, identidad de género, orientación sexual y por cualquier otra distinción personal o colectiva, temporal o permanente.El Art. 66 de la Carta Magna, numeral 5, garantiza el derecho a tomar decisiones libres, informadas y responsables sobre su sexualidad, y su vida y orientación sexual. El Estado promoverá el acceso a los medios para que estas decisiones se den en condiciones seguras.
La intersexualidad es una condición humana poco conocida y discutida en el país.
Esto constituye un problema, argumentan los activistas y galenos especialistas en el tema, porque su escasa atención perjudica a quienes lo tienen.
“Nace alguno de vez en cuando. Al ocurrir esto se habla con los papás para decirles que su niño tiene algunos problemas con sus genitales y que se le puede operar. No es necesaria mayor explicación”, afirma la trabajadora de una entidad de salud pública de la capital -que pidió el anonimato- y quien ha atendido a pacientes que presentaron intersexualidad.
Para la funcionaria no se habla mucho del tema porque una vez que se opera al bebé “se puede llenar la ficha de nacido vivo, adjudicándole un sexo masculino o femenino”.
Científicamente la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la intersexualidad como una “condición genética u hormonal-enzimática”. Es decir, “que al nacer presenta de forma simultánea características sexuales masculinas y femeninas”, precisa el ente.
Datos de la OMS indican que con dicha condición nacen 1 de cada 2.000 personas alrededor del mundo.
Germán Cisneros, ginecólogo-obstetra del Hospital Eugenio Espejo, explica que a nivel nacional se han atendido pocos casos. Según se tiene conocimiento, “el promedio de personas que nacen con ambigüedad genital es de uno cada tres años aproximadamente”.
Cisneros recalca que para visibilizar a esta minoría, incluso desde el sector médico, es importante respetar ante todo la decisión de los padres y de los pacientes, en caso de que sean mayores.
“Nosotros evaluamos el caso -indica- y si es necesario se realiza la intervención quirúrgica porque estas personas, a pesar de tener ambos órganos genitales, tienen una identidad cromosómica: son mujeres u hombres”.
Aun así el galeno reflexiona sobre el respeto a los otros, garantizado en la Constitución y lo aplica a la realidad de estas personas. De acuerdo con su experiencia, por una cuestión genética la mayoría de los intersexuales son identificados como mujeres, pero, recalca que su género en realidad debe ser una decisión de ellos o ellas.
“Cada una de estas personas sabe si son hombres o mujeres independientemente de sus genitales y eso es una cosa que hay que respetar por sobre todo”, insiste.
Aunque dicho respeto no siempre se logra. Mauro Cabral, activista argentino, explica que uno de los mayores problemas por el que tienen que atravesar los intersexuales son las intervenciones “normalizadoras”, que están encaminadas a borrar las diferencias anatómicas que marcan la existencia de la intersexualidad.
Cabral afirma que “entre las consecuencias más extendidas de las intervenciones normalizadoras se encuentran el trauma post quirúrgico y la insensibilidad genital, así como aquellas derivadas del ocultamiento de la historia personal y de la intersexualidad como un secreto vergonzante, dando lugar a la denuncia de mutilación genital infantil intersex”.
El activista considera que las operaciones mutiladoras se hacen principalmente a los niños, sin su consentimiento por lo que “las intervenciones deciden no sólo sobre un género legal, sino también sobre la forma y sensibilidad del ser humano”.
De allí que la propuesta que plantea es que las personas que nacen con dicha condición, a medida que crezcan, puedan decidir sobre lo que quieran ser.
También Ana Almeida, activista del Proyecto Transgénero que trabaja con el Estado, asegura que la mutilación constituye un atentado a los derechos humanos, porque anula el reconocimiento a los cuerpos distintos.
Mientras que para Cisneros el problema está relacionado con “el estigma social”. Él conoce de creencias manejadas por las madres de familia que ven a sus hijas con esta condición y que creen que “es una obra del diablo que debe ocultarse y por eso, de los pocos casos que se registran hay varios que no se tratan médicamente”.
Uno de esos casos se conoce en el Proyecto Transgénero, destaca Almeida. Pero a dicha persona intersexual no le gusta hablar con extraños sobre su condición. La activista señala que en este caso no hubo mutilación “solo porque los doctores señalaron que había la posibilidad de que se haga mujer. Pero el padre prefirió tener un hijo varón contra todo pronóstico y por eso no accedió a la operación”.
Almeida coincide con Cisneros en que este tema aún permanece oculto dentro de la sociedad debido a los tabúes y creencias que aceptan como verdadero, único y normal: la existencia de hombres y mujeres. “Las demás identidades sexuales y de género no entran en esta dicotomía. No son aceptadas y la norma dice que no deben existir”.
Ella propone que el trabajo para visibilizar los grupos vulnerables sea constante.
Y afirma que a pesar de los logros constitucionales, aún falta mucho por hacer. Almeida plantea que “a futuro se vuelva a plantear el tema de la discriminación por canon corporal en la Asamblea Constituyente, a fin de que sea discutido y puesto poner dentro de la Constitución”.
Por esta razón Patricia Ávila, psicóloga del Centro de Psicología de la Universidad Católica, señala que la visibilización del grupo debe ser mediante un trabajo de concienciación de la sociedad. Para que entienda que son situaciones normales.
Lo primordial, indica, sería trabajar con los doctores gineco-obstetras, porque ellos son los que atienden a estos niños. “Ellos deberían explicar claramente la condición de los pequeños, sin alarmar a los padres y proponerles que sea su hijo o hija los que decidan qué hacer con su cuerpo una vez que tengan uso de razón”.
Lucía Real Hidalgo
lreal@telegrafo.com.ec
Reportera - Quito
Esto constituye un problema, argumentan los activistas y galenos especialistas en el tema, porque su escasa atención perjudica a quienes lo tienen.
“Nace alguno de vez en cuando. Al ocurrir esto se habla con los papás para decirles que su niño tiene algunos problemas con sus genitales y que se le puede operar. No es necesaria mayor explicación”, afirma la trabajadora de una entidad de salud pública de la capital -que pidió el anonimato- y quien ha atendido a pacientes que presentaron intersexualidad.
Para la funcionaria no se habla mucho del tema porque una vez que se opera al bebé “se puede llenar la ficha de nacido vivo, adjudicándole un sexo masculino o femenino”.
Científicamente la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la intersexualidad como una “condición genética u hormonal-enzimática”. Es decir, “que al nacer presenta de forma simultánea características sexuales masculinas y femeninas”, precisa el ente.
Datos de la OMS indican que con dicha condición nacen 1 de cada 2.000 personas alrededor del mundo.
Germán Cisneros, ginecólogo-obstetra del Hospital Eugenio Espejo, explica que a nivel nacional se han atendido pocos casos. Según se tiene conocimiento, “el promedio de personas que nacen con ambigüedad genital es de uno cada tres años aproximadamente”.
Cisneros recalca que para visibilizar a esta minoría, incluso desde el sector médico, es importante respetar ante todo la decisión de los padres y de los pacientes, en caso de que sean mayores.
“Nosotros evaluamos el caso -indica- y si es necesario se realiza la intervención quirúrgica porque estas personas, a pesar de tener ambos órganos genitales, tienen una identidad cromosómica: son mujeres u hombres”.
Aun así el galeno reflexiona sobre el respeto a los otros, garantizado en la Constitución y lo aplica a la realidad de estas personas. De acuerdo con su experiencia, por una cuestión genética la mayoría de los intersexuales son identificados como mujeres, pero, recalca que su género en realidad debe ser una decisión de ellos o ellas.
“Cada una de estas personas sabe si son hombres o mujeres independientemente de sus genitales y eso es una cosa que hay que respetar por sobre todo”, insiste.
Aunque dicho respeto no siempre se logra. Mauro Cabral, activista argentino, explica que uno de los mayores problemas por el que tienen que atravesar los intersexuales son las intervenciones “normalizadoras”, que están encaminadas a borrar las diferencias anatómicas que marcan la existencia de la intersexualidad.
Cabral afirma que “entre las consecuencias más extendidas de las intervenciones normalizadoras se encuentran el trauma post quirúrgico y la insensibilidad genital, así como aquellas derivadas del ocultamiento de la historia personal y de la intersexualidad como un secreto vergonzante, dando lugar a la denuncia de mutilación genital infantil intersex”.
El activista considera que las operaciones mutiladoras se hacen principalmente a los niños, sin su consentimiento por lo que “las intervenciones deciden no sólo sobre un género legal, sino también sobre la forma y sensibilidad del ser humano”.
De allí que la propuesta que plantea es que las personas que nacen con dicha condición, a medida que crezcan, puedan decidir sobre lo que quieran ser.
También Ana Almeida, activista del Proyecto Transgénero que trabaja con el Estado, asegura que la mutilación constituye un atentado a los derechos humanos, porque anula el reconocimiento a los cuerpos distintos.
Mientras que para Cisneros el problema está relacionado con “el estigma social”. Él conoce de creencias manejadas por las madres de familia que ven a sus hijas con esta condición y que creen que “es una obra del diablo que debe ocultarse y por eso, de los pocos casos que se registran hay varios que no se tratan médicamente”.
Uno de esos casos se conoce en el Proyecto Transgénero, destaca Almeida. Pero a dicha persona intersexual no le gusta hablar con extraños sobre su condición. La activista señala que en este caso no hubo mutilación “solo porque los doctores señalaron que había la posibilidad de que se haga mujer. Pero el padre prefirió tener un hijo varón contra todo pronóstico y por eso no accedió a la operación”.
Almeida coincide con Cisneros en que este tema aún permanece oculto dentro de la sociedad debido a los tabúes y creencias que aceptan como verdadero, único y normal: la existencia de hombres y mujeres. “Las demás identidades sexuales y de género no entran en esta dicotomía. No son aceptadas y la norma dice que no deben existir”.
Ella propone que el trabajo para visibilizar los grupos vulnerables sea constante.
Y afirma que a pesar de los logros constitucionales, aún falta mucho por hacer. Almeida plantea que “a futuro se vuelva a plantear el tema de la discriminación por canon corporal en la Asamblea Constituyente, a fin de que sea discutido y puesto poner dentro de la Constitución”.
Por esta razón Patricia Ávila, psicóloga del Centro de Psicología de la Universidad Católica, señala que la visibilización del grupo debe ser mediante un trabajo de concienciación de la sociedad. Para que entienda que son situaciones normales.
Lo primordial, indica, sería trabajar con los doctores gineco-obstetras, porque ellos son los que atienden a estos niños. “Ellos deberían explicar claramente la condición de los pequeños, sin alarmar a los padres y proponerles que sea su hijo o hija los que decidan qué hacer con su cuerpo una vez que tengan uso de razón”.
Lucía Real Hidalgo
lreal@telegrafo.com.ec
Reportera - Quito
Un servicio de la Organización Internacional Intersexual
totalmente de acuerdo, debe haber respeto
ReplyDeletemutilar un organo a alguien solo porque otros creen que "no deberia estar ahi o no deberia ser asi" es realmente un atentado contra los derechos humanos, ni que decir una violacion total a la integridad de la persona en cuestion
es como sacarle los ojos a alguien porque "deberian haber sido azules" y son marrones, o recortarle las orejas por "ser mas grandes de lo que deberian"... todo es una sarta de estupideces discriminadoras
que cada quien -despues cuando tenga capacidad de razonar y posibilidad de elegir por si mismo a su criterio personal- se opere si quiere (como los que se operan la nariz porque no les gusta) pero que el resto no se meta
es el cuerpo de cada uno, y es personal