"Una mujer con pene es, sin duda, por definición, una mujer". Norrie no tiene pelos en la lengua ni le faltan las palabras. "Hay quienes se sorprenderán por ello", observa Norrie" La desafié tentativamente e, inmediatamente, tuvo una réplica: "si dices que una mujer tiene la piel negra, otra la tiene blanca. Una tercera podría tener un sexto dedo y hay hermafroditas que tienen la capacidad de reproducirse aun teniendo rasgos masculinos, no es óbice para sentirse mujer."
Norrie se describe a sí misma con varios nombres: eunuco, andrógino y mujer.
"Ser mujer es una identidad social. No vemos las partes privadas de la gente en público y, sin embargo, nos hacemos suposiciones sobre ellos. Si hablas como una mujer, vistes como una mujer y te mueves como una mujer, entonces eres mujer."
Identidad diferente
Norrie May-Welby nació como varón pero siempre supo que no encajaba completamente en el rudo mundo de los muchachos de la sociedad machista en la Australia de los años 60. Le gustaba vestirse con ropas de mujer; caminar con movimientos femeninos y desarrolló una identidad que era "diferente" de los muchachos de su clase.
Poco después de comenzar los estudios universitarios, se vestía como mujer y cultivaba un aspecto conscientemente andrógino. A la edad de 28 años, se sometió a una operación de cambio de sexo, pero se resistió a tomar hormonas para "convertirse en mujer y desaparecer en los suburbios" al igual que hicieron otros transexuales en aquellos tiempos..
Ambos géneros
Norrie se negó conscientemente a pertenecer a cualquiera de los dos géneros, reclamando en su lugar, el derecho a ambos. "Si elijo uno u otro, ocultaré una gran parte de quien soy. Aproximadamente soy mujer en un 60% y varón en un 40%. Pero esta decisión coloca al mundo con el que Norrie se relaciona en un dilema: ¿Cómo tratar a un eunuco sin pechos por operación y con cuerpo autodiseñado?¿debemos tratarle como "él" o como "ella"?
A Norrie no le preocupa la cuestión y aunque generalmente prefiere "ella" acepta que aquellos que la conocieron como varón, tenga dificultades con la transformación. Pero cuando la gente usa deliberadamente el pronombre "él" en momentos en que va vestida de mujer, cree que son ellos quienes conceden demasiada importancia a la cuestión. "Es como decir: "soy "diferente" a ellos, pero soy un ser humano, como ellos."
Norrie está acostumbrada a ser molestada por sus elecciones. Pandillas y niños se mofan regularmente de ella en las calles o le preguntan insolentemente "¿qué eres? en lugares públicos. "La gente cree que tiene derecho a preguntarme sobre mis partes privadas cuando salgo." Pero ella no se lo toma en serio:
"Hace 20 años, me podrían haber matado por mi aspecto, así que me alegro de que la sociedad haya progresado desde entonces.
A la pregunta de qué haría si pudiera retroceder en el tiempo y tener opción a nacer como un niño o niña "normal", su respuesta es inequívoca: " No creo que nadie sea una persona normal, pues todos somos seres individuales y cuanto más tratemos de ser normal, menos fiel seremos a nosotros mismos."
"¿Merece la pena" -insistimos - estar constantemente vigilando el peligro de aquellas personas que no aceptan a los no conformistas como tú?"
También a esta pregunta tiene Norrie una respuesta:
"Todo el mundo que se aparte de lo normal tendrá ese problema. La gente tiene una mentalidad que rechaza todo aquello que no encaja dentro de sus casillas y puede ser tanto un activista pacifista, o un genio local o alguien como yo. Cierto que hay un elemento de riesgo pero eso hace que merezca más vivir la vida."
Un servicio de la
Orgnanización Internacional Intersexual
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