- La presencia de químicos en el agua puede alterar el sistema reproductivo de los peces
- Investigadores han detectado en los ríos británicos agentes que bloquean la testosterona
En los cuentos de hadas, ciertas pócimas tenían el poder de cambiar el sexo de quien las bebiera. Hoy, la fantasía se ha hecho realidad: la presencia de algunos agentes químicos en el agua puede alterar el sistema reproductivo de los peces, feminizándolos; y se teme que también afecten a los humanos. Ahora una nueva evidencia robustece la conexión entre contaminación acuática e infertilidad masculina; un estudio internacional ha demostrado por primera vez cómo fluyen en los ríos otros compuestos capaces de bloquear la testosterona.
La noticia roza uno de los grandes enigmas médicos de los últimos treinta años: la caída del recuento espermático de los varones. De este fenómeno, responsable de las crecientes tasas de infertilidad masculina, se han dado diversas hipótesis, ninguna de ellas comprobada. Menos misterio encierran los trastornos reproductivos de determinados peces y el cambio de sexo experimentado por algunos especímenes machos, que se vienen observando desde hace dos décadas. Las responsables de que sus testículos se colmasen de huevas eran las sustancias que imitan la acción de los estrógenos, hormonas sexuales femeninas. Se sabe que llegan a los ríos a través de aguas residuales de origen industrial y doméstico, en este último caso procedentes los excrementos de mujeres que toman la píldora.
Hoy sabemos que no son las únicas culpables: un equipo del 'Center for Ecology and Hidrology' y de las universidades de Exter y Bunel ha detectado en los ríos británicos agentes capaces de bloquear la testosterona, la hormona sexual masculina, a los que por sus efectos han denominado "anti-andrógenos". Se los encuentra en medicamentos y pesticidas, aunque todavía los investigadores no han dilucidado cómo han ido a parar a los ríos. El hecho de que las muestras de agua analizadas se tomasen en la proximidad de vertidos domésticos abona la hipótesis de que se trate de restos de fármacos excretados por los seres humanos.
"Peces y hombres somos seres muy distintos, pero no hay razón para pensar que los humanos estemos exentos de los químicos que están alterando los peces"
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